Los alimentos que desperdiciamos provocan importantes problemas a la fauna y los ecosistemas del mundo. Con la extinción en masa que amenaza a muchos de los habitantes de la tierra, nunca ha sido tan importante proteger proactivamente el planeta.
El desperdicio de alimentos tiene un gran efecto en el cambio climático y es responsable de tres mil millones de toneladas de emisiones de carbono cada año en todo el mundo. Esa cantidad representa algo menos que el total de las emisiones anuales de carbono de los Estados Unidos. Si el desperdicio de alimentos fuese un país, ¡sería el tercer mayor culpable por las emisiones de gases de efecto invernadero!
Los alimentos que se han despediciado y se han dejado pudrir en vertederos representan el 34% de todas las emisiones de gas metano. Es muy mala noticia, ya que el gas metano es casi veinte veces más perjudicial para nuestro medio ambiente que el carbono. Los vertederos son la segunda fuente humana de metano. El gas metano, una vez liberado, se eleva en nuestra atmósfera y evita que el aire caliente se escape, causando que el planeta se caliente rápidamente. Inconscientemente, las vacas y el resto del ganado son la mayor fuente de metano, lo que significa que la producción de carne y carne es extremadamente dañina para el planeta.