¿Sabías que puedes aprovechar la piel del pomelo? ¡Convierte esos restos en dulces!
Corta la piel de los pomelos en tiras de 1 cm, dejando 0,5 cm de su parte blanca.
Coloca las pieles en una cacerola pequeña; agrega agua fría hasta cubrir y deja que hierva, luego escúrrelos. Repite este proceso un par de veces.
Una vez limpias, pon a hervir de nuevo las pieles junto a 200 g de azúcar y 120 ml de agua en la misma cacerola.
Baja el fuego y sigue cocinando a fuego lento hasta que la cáscara esté transparente, de 15 a 20 minutos.
Después, dispón las cáscaras a una rejilla y déjalas secar entre 2 y 4 horas.
Finalmente, añade más azúcar encima.